Hacer casi todo bien no es suficiente a nivel mundial. Podemos planificar, poner en práctica, cuantificar, medir, determinar, analizar, evaluar, ajustar, reevaluar… pero desafortunadamente para nosotros (y afortunadamente para el deporte) no podemos controlarlo todo. Un pinchazo, una caída justo delante, una infección vírica en el último momento, un problema mecánico, un avituallamiento pasado de largo, son factores que pueden afectar seriamente el resultado de una carrera y que están fuera de nuestro control.
Hace ahora un año estaba escribiendo una entrada titulada “Las claves de la victoria de Eneko Llanos en el triatlón de Abu Dhabi”, sintiéndome orgulloso y totalmente satisfecho con el resultado de una carrera perfecta por parte de Eneko. En aquella entrada, mencionaba que las claves de su victoria debían encontrarse no solamente en el día de la carrera, sino muchas semanas antes, y que el triunfo era el resultado de combinar motivación, planificación y ejecución.
Estos factores también podemos encontrarlos en la preparación y la carrera de este año: Eneko estaba tremendamente motivado para defender su título, el plan de entrenamiento era muy similar al del año pasado y su puesta en práctica no podía haber ido mejor. Sin embargo, me inclino a pensar que la razón del primer abandono de Eneko en cinco años es precisamente la última de las cosas fuera de nuestro control mencionadas anteriormente: un par de avituallamientos pasados de largo (no voy a entrar en detalles en este momento…) hicieron que Eneko tuviera que ingerir cantidades excesivas de la bebida disponible en el último avituallamiento del segmento ciclista, lo que provocó que se le hinchara el estómago, una mala absorción del fluido ingerido y deshidratación.
¿Podía haber hecho algo de manera diferente para evitar ese resultado? Tal vez, pero “en el fragor de la batalla” (y el calor del ambiente) hay que tomar decisiones en segundos, y Eneko hizo lo que pensó que era mejor para su rendimiento. Desafortunadamente, las cosas salieron mal y no pudo terminar el buen trabajo de varios meses. Pero esa es también la belleza del deporte: un objetivo no cumplido siempre lleva a una profunda reflexión y a la determinación de un nuevo objetivo, que afrontaremos con el mismo nivel de motivación, si no mayor. Aupa Eneko!
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