Desde la aparición del triatlón en la segunda mitad de la década de 1970 hasta nuestros días, el crecimiento, la internacionalización y el interés popular por este deporte han ido en aumento. Los investigadores en ciencias del deporte no se han mantenido al margen de esta “fiebre del triatlón”, y han intentado contribuir al avance del deporte mediante estudios que han permitido entender mejor las exigencias fisiológicas y biomecánicas del mismo, así como sus implicaciones médicas o los métodos de entrenamiento más apropiados. Un análisis del número de publicaciones científicas sobre triatlón desde 1984 (año de la primera publicación) hasta nuestros días es indicativo de la implicación de las ciencias del deporte con este deporte, ya que hoy en día se publican cerca de 30 investigaciones anuales.
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¿Por qué no es recomendable que los partidos de fútbol se jueguen a las 22.00?
La cronobiología es la ciencia que investiga los cambios que se producen en las variables fisiológicas en función del tiempo. Esta ciencia ha descrito una serie de ritmos biológicos que se repiten en el tiempo, algunos de ellos de manera diaria, por lo que se denominan ritmos circadianos (de “circa diem” o alrededor del día). La temperatura corporal, la frecuencia cardiaca, la presión sanguínea o las concentraciones hormonales son algunas de las variables fisiológicas que están sujetas a estos ritmos circadianos.
La mayoría de los componentes del rendimiento deportivo en general, y del fútbol en particular, como son la velocidad, la fuerza muscular, la agilidad, la resistencia o la capacidad para llevar a cabo acciones técnicas complejas se ven afectadas por el ritmo circadiano de la temperatura corporal, alcanzando sus valores óptimos al principio de la tarde, cuando la temperatura corporal suele ser máxima. Por el contrario, todas estas cualidades disminuyen cuando la práctica deportiva se lleva a cabo en los momentos en que la temperatura corporal se aleja de sus valores máximos.
Parecería lógico pues que los horarios de competición coincidieran con los momentos del día en los que el rendimiento deportivo es máximo, ya que esto iría en beneficio del propio espectáculo. Sin embargo, este no parece ser el criterio por el que se rigen los responsables de fijar los horarios de los partidos de fútbol, ya que de ser así, nadie se plantearía que las diez de la noche pueda ser la hora ideal de inicio de un partido.
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