Por Iñigo Mujika , el 22 de septiembre de 2010
Jugadores del Caja Laboral Baskonia, realizando un Test Yo-Yo de Recuperación Intermitente. (Foto de Iñigo Mujika).
La mayoría de los deportes de equipo se caracterizan por su patrón de actividad intermitente de alta intensidad. Los jugadores de deportes de equipo (por ejemplo fútbol, baloncesto, rugby, water polo) llevan a cabo un elevado número de actividades de alta intensidad y de sprint de duración variable durante los partidos. Entre estos esfuerzos de actividad intensa se intercalan actividades de menor intensidad y también de duración variable.
Los datos sobre las exigencias cardiovasculares y metabólicas de estos deportes proporcionados por mediciones fisiológicas simples como la frecuencia cardiaca y el lactato sanguíneo indican también que la exigencia sobre los sistemas metabólicos aeróbico y anaeróbico es alta durante los partidos.
En vista de estas observaciones, está claro que cualquier test de rendimiento que pretenda determinar las capacidades fisiológicas de un jugador debería tener en cuenta la naturaleza intermitente del juego e intentar simular las exigencias metabólicas de su patrón de actividad de tipo ejercicio intenso/recuperación.
Se han desarrollado y validado tests de rendimiento intermitentes para determinar el estado de forma de los jugadores en varios deportes de equipo. Algunos de estos tests se han usado para determinar la capacidad de rendimiento de jugadores y árbitros, y para evaluar los efectos de diversas intervenciones de entrenamiento y nutricionales sobre el estado de forma y el rendimiento.
Uno de estos tests es el Test Yo-Yo de Recuperación Intermitente (Bangsbo 1994), que en los últimos años se ha convertido en uno de los tests de estado de forma más investigados desde una perspectiva fisiológica, pero también en uno de los tests más ampliamente utilizados en entornos deportivos desde el punto de vista práctico (Bangsbo 2008).
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