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Iñigo Mujika

Fisiología y entrenamiento

Hace diez años

Iñigo
Mujika
24 de enero de 2013
Con el equipo de Australia de baloncesto en silla de ruedas, 2004.

Con el equipo de Australia de baloncesto en silla de ruedas, 2004.

Octubre de 2002. Recibo un correo electrónico de David Martin, Fisiólogo del Instituto Australiano del Deporte: “Estamos anunciando un puesto de Fisiólogo para dos años en el AIS. ¿Estarías remotamente interesado?”

Mi respuesta: “Podría estar interesado. Cuéntame más.”

Aquella noche fui a ver una película (por las fechas, pudo haber sido “The pianist” de Roman Polanski, “L’Auberge Espagnole” de Cédric Klapisch o “Le Fils” de Jean-Pierre y Luc Dardenne), y al volver a casa tenía un mensaje de David en el contestador automático, hablándome del puesto, del Departamento de Fisiología, de los colegas con quienes trabajaría, de los proyectos previstos de cara a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, etc. Me estaban ofreciendo un trabajo de ensueño en la mejor “fábrica de medallas” del mundo, la oportunidad de trabajar codo con codo con algunos de los mejores científicos del deporte y deportistas del mundo en preparación para los Juegos Olímpicos, y me iban a pagar por ello. ¿Quién podía haberse resistido?

El 30 de diciembre de 2002 dejé el País Vasco camino de Australia para dos años. Llegué a Canberra la mañana del 1 de enero de 2003. Dejé mi equipaje en la residencia del AIS y me fui al centro de Canberra. Hacía calor, aquello estaba desierto y yo tenía un gran desfase horario. Sin mucho más que hacer, entré a ver la película de Francis Ford Coppola “The Conversation” en el cine Electric Shadows, que se convertiría en mi segunda casa durante los dos años siguientes. Cuando me dirigía de vuelta al AIS después de la película, recuerdo que pensé “¿Qué estoy haciendo aquí?”. Fue el primer y único momento de duda. Al día siguiente fui al despacho en el departamento de fisiología, e inmediatamente me di cuenta de que había tomado la decisión acertada.

Los siguientes 24 meses fueron pura diversión: yo era el fisiólogo a cargo de prestar servicios a fútbol, water polo y tenis, pero tuve la oportunidad de colaborar con mis colegas encargados de natación, atletismo, ciclismo, baloncesto, triatlón, remo, etc. ¿Y quiénes eran mis colegas? Allan Hahn, David Pyne, David Martin, Tony Rice, Hamilton Lee, Shona Halson, Sally Clark, Louise Burke, Greg Cox… ¡Un verdadero “dream team”, los mejores entre los mejores! Entre los estudiantes de doctorado que trabajaban en el departamento estaban Philo Saunders, Gary Slater, Marc Quod, Megan Anderson, Tammie Ebert, Scott Gardner, Grant Duthie, Eric Drinkwater… que son ahora fisiólogos del deporte de reconocido prestigio.

Trabajé duro, como todos en el edificio de SSSM (Sports Science Sports Medicine), pero fue muy divertido. Diseñamos protocolos de evaluación e investigación para water polo, tenis, remo, ciclismo y otros deportes; introdujimos el Test Yo-Yo de Recuperación Intermitente en diversos deportes de equipo; diseñamos prendas de enfriamiento y estrategias de recuperación para el ambiente caluroso que se esperaba en Atenas 2004; asistimos a concentraciones de entrenamiento por toda Australia; evaluamos a remeros de élite durante los Campeonatos Nacionales de Australia en Tasmania, a tenistas en torneos de pista rápida y tierra batida, a nadadores, triatletas, futbolistas, jugadores de baloncesto y voleibol, etc. Para aumentar la diversión, participé como voluntario en muchos de los estudios que llevamos a cabo; me nombraron seleccionador de Triathlon Australia junto a Jackie Gallagher (ahora Fairwheather) y Bill Davoren para el Campeonato del Mundo de 2003 y Atenas 2004; fui fisiólogo del equipo paralímpico australiano en Atenas 2004, asistiendo a concentraciones de atletismo, natación, ciclismo y baloncesto en silla de ruedas en Australia y Europa, y sirviendo a dichos equipos en la villa paralímpica. ¡Qué gran experiencia! Por último, y no menos importante, durante mis dos años de estancia en Australia me di cuenta de que ¡había nacido para surfear!

Tomé el vuelo en Canberra para volver a casa el 24 de diciembre de 2004 (utilizando todo el encanto del que era capaz para convencer al personal de Qantas en el aeropuerto de que me permitieran facturar hasta Bilbao 76 kg de equipaje y una tabla de surf gratis… ¡lo conseguí!). Recuerdo con muchísimo cariño el tiempo que pasé trabajando en el AIS, y tengo la fortuna de haber mantenido la amistad y la colaboración con muchas de las personas que he mencionado más arriba.

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