El recordman mundial Rafa Muñoz, entrenando en Sudáfrica. (Foto: Iñigo Mujika)

2012. Año Olímpico. Como cada cuatro años los sueños de millones de deportistas de todo el mundo se harán realidad o se desvanecerán en menos de 200 días. Yo también tengo mis propios sueños y aspiraciones Olímpicas: que los deportistas con los que trabajo lleguen a los Juegos Olímpicos, y que una vez allí rindan a su mejor nivel.

He empezado este año Olímpico en una concentración de entrenamiento con los nadadores españoles en Sudáfrica. Está siendo una concentración muy intensa, tanto en términos de entrenamiento como a nivel emocional. Durante una de las actividades de dinámica de equipo programadas, he compartido con el grupo que desde hace muchos años tengo verdadera pasión por el cine y los viajes. Esto no es nada nuevo para aquellos que me conocéis personalmente, pero puede resultar algo sorprendente para quienes pensaran que el deporte es mi única gran pasión. En realidad, y a pesar de lo diferentes que estas tres pasiones mías puedan parecer, las tres tienen aspectos en común. Como la mayoría de viajeros, normalmente me pongo en marcha para llegar a un destino, pero a través de los años he aprendido a disfrutar también del trayecto. Como espectador me gusta ver el final de una película, pero ver y disfrutar la historia completa es necesario para entender y apreciar el final de la misma.

En palabras del personaje Ferrand, alter ego del gran director de cine francés François Truffaut, las películas avanzan como los trenes, como los trenes en la noche, y la gente del cine está hecha para ser feliz trabajando en el cine. ¿Y qué es entrenar para un deportista, sino subir a un tren en algún lugar y hacer un trayecto hasta un lugar diferente, hasta un nivel más alto de rendimiento? Para que un tren llegue a su destino son necesarios numerosos profesionales del ferrocarril. Puede que algunos incluso hagan el trayecto hasta el final. Pero los deportistas son los viajeros, la única razón por la que el tren se puso en marcha, y como tal deben tomar el control del viaje, decidir adónde quieren llegar y asegurarse de vivir y disfrutar de cada tramo del trayecto. El destino puede ser fascinante, pero cómo se llegó allí lo es todavía más.

Durante esta concentración he escuchado historias personales de deportistas que serían estupendos guiones de película. Los deportistas Olímpicos son las estrellas de sus propias películas. Puede que estén rodeados de productores, guionistas y maquilladores, pero no hay película sin los actores. A los actores les encanta actuar y disfrutan del proceso de creación de una película, no solo de ver el resultado final. Los deportistas deberían también asegurarse de disfrutar del proceso de creación de su propia película, de hacer sugerencias al director y de ayudar a reescribir el guión para mejorar la historia. Solo un compromiso total con el proyecto puede garantizar el éxito la noche del estreno.

Mientras yo estoy en Sudáfrica, una de mis deportistas favoritas está a miles de kilómetros de aquí, también entrenando duro persiguiendo su propio sueño Olímpico. Ha tenido dos experiencias Olímpicas previas: vivió la primera como si estuviera en una nube; la segunda se convirtió en una especie de frustrante pesadilla, pero ha luchado mucho para conseguir otra oportunidad. Esta tercera oportunidad está ya a menos de 200 días, y no tengo la menor duda de que va a dar todo lo que tiene para asegurarse de disfrutar del camino, llegar a su destino y que la película que protagoniza sea todo un éxito.