La cronobiología es la ciencia que investiga los cambios que se producen en las variables fisiológicas en función del tiempo. Esta ciencia ha descrito una serie de ritmos biológicos que se repiten en el tiempo, algunos de ellos de manera diaria, por lo que se denominan ritmos circadianos (de “circa diem” o alrededor del día). La temperatura corporal, la frecuencia cardiaca, la presión sanguínea o las concentraciones hormonales son algunas de las variables fisiológicas que están sujetas a estos ritmos circadianos.
La mayoría de los componentes del rendimiento deportivo en general, y del fútbol en particular, como son la velocidad, la fuerza muscular, la agilidad, la resistencia o la capacidad para llevar a cabo acciones técnicas complejas se ven afectadas por el ritmo circadiano de la temperatura corporal, alcanzando sus valores óptimos al principio de la tarde, cuando la temperatura corporal suele ser máxima. Por el contrario, todas estas cualidades disminuyen cuando la práctica deportiva se lleva a cabo en los momentos en que la temperatura corporal se aleja de sus valores máximos.
Parecería lógico pues que los horarios de competición coincidieran con los momentos del día en los que el rendimiento deportivo es máximo, ya que esto iría en beneficio del propio espectáculo. Sin embargo, este no parece ser el criterio por el que se rigen los responsables de fijar los horarios de los partidos de fútbol, ya que de ser así, nadie se plantearía que las diez de la noche pueda ser la hora ideal de inicio de un partido.
Además de su más que probable impacto negativo sobre el rendimiento de los jugadores, la calidad del juego y el interés del propio espectáculo, estos horarios nocturnos plantean una serie de complicaciones adicionales para los equipos, como son el acceso a una alimentación adecuada y la alteración de los horarios y la calidad del sueño de los jugadores. Teniendo en cuenta que un partido que comienza a las diez de la noche no termina hasta casi las doce, y que los jugadores deben atender a los medios de comunicación antes y después de su paso por el vestuario tras la finalización del partido, es poco probable que el equipo pueda cumplir con las recomendaciones de los especialistas en nutrición del deporte hasta bien entrada la madrugada.
Sin lugar a dudas, esto irá en detrimento de la resíntesis de los depósitos musculares de energía de los jugadores, con el consiguiente impacto sobre la recuperación. Existen suficientes evidencias científicas para poder afirmar que la nutrición es uno de los aspectos clave del rendimiento del futbolista, y tampoco parece que los horarios de competición nocturnos tengan en cuenta este aspecto.
Por otra parte, el finalizar un partido cerca de la medianoche implica que el horario normal del sueño se va a ver alterado de manera considerable, más aún si un equipo decide dar prioridad a la nutrición posterior al partido. El ciclo sueño-vigilia es uno de los más claros exponentes de las funciones circadianas del ser humano, y el resto de los ritmos circadianos resulta muy afectado cuando este ciclo se altera. No debemos olvidar que es durante el sueño cuando se producen los procesos regenerativos del organismo, es decir, la recuperación, y una disminución de la cantidad y la calidad del sueño irá en detrimento de la recuperación del futbolista. Si bien la respuesta de cada deportista a la pérdida moderada de sueño es muy variable, se puede afirmar que las perturbaciones repetidas del ciclo normal del sueño repercuten de forma negativa en el estado de ánimo del deportista, su nivel de atención y su rendimiento.
En conclusión, parece razonable pensar que los horarios nocturnos de los partidos implican una más que probable disminución del rendimiento de los jugadores, y por lo tanto de la calidad del espectáculo deportivo. Así mismo, las posibles alteraciones de los hábitos nutricionales y las perturbaciones del ciclo sueño-vigilia de los futbolistas suponen una dificultad añadida para su recuperación, lo cual podría también repercutir negativamente en su adaptación al entrenamiento y aumentar el riesgo de sufrir lesiones.
[...] This post was mentioned on Twitter by Junji J. Nakagawa R.. Junji J. Nakagawa R. said: RT @inigomujika ¿Por qué no es recomendable que los partidos de fútbol se jueguen a las 22.00? http://ow.ly/1qxEEu [...]
Hola:
Creo que es artículo muy interesante y me gustaría plantear una duda al respecto. Teniendo en cuenta que la mayoría de los partidos se juegan por la tarde ¿Sería más adecuado que los futbolistas profesionales entrenaran por la tarde?
La mayoría de equipos entrenar durante la semana por la mañana para competir el fin de semana por la tarde.
Un saludo
Hola Mikel, en principio sí sería más adecuado entrenar por la tarde, pero hay otros temas a tener en cuenta a la hora de planificar los horarios de entrenamiento, como la profesionalidad y el estilo de vida de los jugadores.